1978 RAZON VIGILIA Y ELEGIA DE MANUEL TORRE- LA PLAZUELA
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1978 RAZON VIGILIA Y ELEGIA DE MANUEL TORRE- LA PLAZUELA
- Publication date
- 1978-05-20
- Language
- Spanish
Pregón del Centenario de Manuel Torre, ofrecido en La Plazuela, en Jerez, el 20 de mayo de 1978, por su autor Manuel Ríos Ruiz. El Pregón consistió en el recitado de su gran poema largo "Razón , vigilia y elegía de Manuel Torre", que fue galardonado ese mismo año con el Premio Nacional de Poesía Flamenca.
Presenta: Pepe Marín.
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MANUEL RIOS RUIZ
Razón, vigilia y elegía de Manuel Torre
Premio Nacional de Poesía Flamenca 1977
PORQUE lo quiso Undivé, porque Undivé lo quiso, desde el sitial más
alto de los sueños,
desde la viscera sustancial de las Andalucías,
desde su pijotera entraña tan santísima, con su dedo decididor y cabalístico
en el nombre de Jerez, de sus campesinos y artesanos, de su misterio y
litigio,
nació -digo: cantó-, aconteció Manuel Torre.
FUE cuando en Jerez nacían las yerbaspuntas tempranas del invierno
entre las grietas milenarias de sus muros y plazuelas
y la zagalería
retozaba por esquinas y patinillos, por zaguanes, casapuertas y corrales,
jugando al salqueteví y a la tentailla, al salto de la comba,
al trinca, al tocaté, al careo, a la rebujina y la billarda.
De las bodegas emergían los olores curativos de los mostos
y el aire se henchía con su fogaradas desde el mantillo
arenero, desde el arabesco empedrado a las veletas y a las azoteas.
San Miguel espejaba sus azulejos de vigía, pensativo arcángel grácil
piedra como un baile detenido frente al tiempo, en su meneo
de mástil cuesta abajo y cuesta arriba, respingo del donaire,
y escuchábanse, en su alturas y capillas, retumbar los relinchos
y galopes de los potros cartujanos, allá por Jédula, La Jarrilla y La Jareta,
Cerro Blanco y La Zangarriana, por los llanos de Caulina
y la Gradera, por encima de los torrejones del Castillo Melgarejo, desde
Vico a Torrecera, járreos, jinetes, voceríos de Los Garciagos y de Gibalbín,
de Martelilla, de La Matanza, La Matancilla y La Matanzuela,
Fuente Bermeja y El Carrascal, los desolados campos hirsutos
que clamaban sus latitudes, meandros, laderas, eriales, albinas y albedríos,
tierras de pan buscar, montes, dehesas, cotos cerrados, ventorrillos, mundos
propios del señorito enjaezado, cacique y campechano, dios y luzbel.
ASI Jerez, así al costado del levante y su campiña cortijera,
con el Guadalete por verónicas guadalizando desde Cartuja al Portal,
Los Albarizones en flor de agua -liquen y fuente- camino de Lomopardo
y Montealegre, pagos de Solete, Las Abiertas y Parpalana, pejugales,
huertas, cojumbrales, planteras para el hambre y la salud, penitencias
y territorios de la calabaza y la lechuga, removida tierra candeal,
alomada y fresca, encelo del ciruelo, ostensorio de la higuera, primores
del naranjo y su azahar, almendros y perales, feria del albérchigo, valle
del perillo,
oh parra, espiga, mazorca, chícharos, panizo, albejones
lujos en los ojos, fiesta del paladar acariciada, resoles vegetales del
recuerdo.
OH Jerez,
oh tierra consumida y avinada sol a sol, rememora, acuérdate
de tus aconteceres y tus siglos en torno a Manuel Torre, de cuánta mies y
belleza aureolada te naciera al norte en Carrizosa, en tu cacho Almocadén,
sobre las recónditas ruinas de Asta Regia, Tabajete allí en pleno
y ánimo, Cañada de Albaladejo, barros calientes de Bujón,
pulmón terrenal de cada viña, de sus pámpanos y suspiros en albariza:
Casarejo, Burujena, Monteagudo, Ventosa, Macharnudo, el Cerro
común de Santiago,
La Aína amorosa y capital.
El harén de cepas de Los Tercios y El Marrufo, cuyos liños encandilan, sobrecogen.
LA vida en pos, creciendo, la comunión de los jazmines y los dondiegos
en los aporcados arriates, agrimensuras insólitas del sur, lontananzas
hacia Bolaños, Frías, Caricortao, ranchos del Calvario, del Beato y de La
Bola, toros de Roa La Bota, olivareras lindes de Las Quinientas, Sierra
pesebre de San Cristóbal. Cuestas del Chorizo, barranco, término
luminoso, luz inaprensible aspirando el mar, haciendo nido a la bahía.
Y los barbechos en vuelo -Cerro del Cuco, Cerro del Viento- a las nubes
de una atlántica ilusión de bajamares y de surbajos, troníos
del agraz, latifundios abrazando a la ciudad, entrando por puertas
y postigos, en el redor del siglo diecinueve, cuando Undivé quiso
confirmarnos la voz, el sentimiento ancestral, el grito cuajaron y dolorido
naciendo entre lagartijas y salamandras, tanagra y tronco,
perfil endrino, esqueletomaquia de todos, bizarro y sonoro Manuel Torre.
QUE lo miren en aquellos indígenas y quemados brazos, mamando azufre
de redondos tizones, niño jerezano de la calle Alamos, cachorro
esperanza de la penuria, largo chavea que sultán sería,
y macho que creciera del resabio, alimentado por el vino y por el eco.
Como lambrea y hostiga su inquietud en eclosión, se refriega por su
instinto
y hurga en sí mismo las azucenas y los cardos, intuye y atisba
el horizonte como un venado, bendice y mal llama a la prieta vida
que le ha puesto de pie gitano, sarmiento y azadura, erosión y labio,
cíclope y hurón, hombreajo, rodrigón oscuro, palosanto y cirio
que hízose recalo a cada golpe, azuzado golpe y rajo, racimo de áridas
coplas, áspero membrillo en la alacena del pecho madurando.
ERASE Manuel Torre, puro calorró, tallado a buril en abedul, erizada
la piel y su caoba, los glóbulos aglutinando su raza y lejanía,
¡hijo macizo de Jerez!, .....
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- Addeddate
- 2018-10-04 18:30:14
- Identifier
- 1978_RAZON_VIGILIA_Y_ELEGIA_DE_MANUEL_TORRE-LA_PLAZUELA
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